Hoy, 14 de
Octubre, es el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, esas dos palabras muy
temidas y que nadie quiere escuchar cuando se refieren a uno mismo. Según la
Organización Mundial de la Salud, “Los
cuidados paliativos constituyen un planteamiento que mejora la calidad de vida
de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan problemas
inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. Previenen y alivian el
sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el
tratamiento correctos del dolor y otros problemas, sean estos de orden físico,
psicosocial o espiritual.” De esta definición es muy importante destacar
dos aspectos esenciales: mejorar la calidad de vida no solo del paciente, sino también
de su familia; y aliviar el sufrimiento no solo físico, sino también
psicosocial y espiritual.
Los Médicos de
Familia tenemos una relación distinta con el paciente si la comparamos con
otros especialistas, tenemos la suerte de poder seguir a nuestros pacientes a
lo largo del tiempo, tenemos una relación más estrecha e íntima con ellos, de
más confianza, somos aquellos a los que nos cuentan lo que no quieren contar a
nadie y tenemos que estar a la altura de las circunstancias y de las
expectativas que tienen sobre nosotros, especialmente en los momentos en los
que más nos necesitan. Todo Médico de Familia tiene un papel muy importante en
este proceso de la despedida y del final de la vida, tiene que ser un compañero
tanto para el paciente como para su familia, no puede ser un simple espectador.
Como una persona muy sabia me dijo al empezar mi camino por la medicina, “el
proceso de la muerte es algo único, único para el paciente, único para su
familia y único para su Médico de Familia, nunca se va a repetir y es en ese
momento cuando tenemos que estar ahí y no desviar la mirada ni dar un paso al
lado”. Eso es lo que tenemos que hacer, acompañar al paciente y a su familia,
ser esa persona de confianza que se encargue de hablar con ellos y contestar a
las preguntas de lo que quieran saber, mostrar nuestra empatía y procurar, en
la medida de nuestras posibilidades, que este camino sea lo más confortable
posible. Pero nuestra tarea no acaba con el paciente, sino que también debemos
procurar una correcta atención al resto de la familia tras la pérdida sufrida para
afrontar esta nueva situación.
Personalmente,
el acompañar a estas personas durante todo este camino tan duro la considero
una de las tareas más importante y difícil que todo Médico de Familia tiene que
realizar, pero al mismo tiempo, una vez se termina todo, te llena de
satisfacción y tranquilidad el saber que has estado ahí y el pensar que has
podido ayudar.
Médico de Familia UBS Sa Coma - Cala Millor
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