miércoles, 4 de octubre de 2017

Cuando la Muerte Súbita llama a la puerta.


 La desolación forma parte de la condición humana. Esta mañana, a las 7:50, me acaban de comunicar que un buen amigo de la familia ha muerto de madrugada, muerte súbita. No es la primera ni la última muerte que voy a vivir, pero uno nunca se acostumbra a este dolor íntimo que te inunda de rabia y de tristeza. Mi nombre es David López, soy enfermero y me gustaría contaros algo.

Cuesta mucho canalizar los sentimientos que nos asaltan tras la noticia de un fallecimiento, pero es nuestro deber intentar ordenar los pensamientos y sacar conclusiones. Como todos sabemos fallece mucha gente a causa de muerte súbita, la mayoría de origen cardíaco. Desde hace 9 años soy enfermero asistencial y he asistido a muchas PCR (parada cardio- respiratoria), súbitas o no, con síntomas previos o sin ellos: lo que comúnmente diríamos de repente y sin avisar. Es bien sabido que el tratamiento más eficaz para que no acabe en desastre es realizar un masaje cardíaco, colocar un desfibrilador rápidamente y desfibrilar, lo que se denomina “Desfibrilación precoz”.

Llevo 7 años dando cursos de RCP, ya sea para gente de a pie, sin formación sanitaria o a personal sanitario, con el objetivo de que si ocurre, esta persona reciba asistencia antes de la llegada de los servicios de emergencia. El motivo es muy sencillo: cuando una persona sufre una parada cardio-respiratoria, inmediatamente se debe hacer algo, un masaje cardíaco y una desfibrilación rápida, antes de 3 minuto –sí, 3 minutos-, y alguno ahora dirá, como puede ser posible si la ambulancia o los servicios de urgencias de Atención Primaria tardan más de 5 minutos en llegar, y por supuesto no le falta razón al que piense eso. De ahí que los ayuntamientos, de cada municipio se vean moralmente obligados a convertirse en zonas cardioprotegidas, esto es, que existan desfibriladores públicos en zonas muy concurridas, y bien señalizados, para que sean usados por las personas presentes en ese momento, hasta que lleguen los equipos de emergencias. Si una persona que sufre una PCR súbita recibe una desfibrilización precoz antes de que pasen 3 minutos su tasa de supervivencia se incrementa al 60%. Así lo indican todos los estudios científicos fiables y también mi propia experiencia palpable a lo largo de los años. Comparando los datos desde el 2005, ha mejorado la dotación de desfibriladores, en centros de enseñanza pública, deportivos..., pero no es suficiente. Si de madrugada en un pueblo o ciudad alguien sufre una muerte súbita, los ciudadanos deben saber qué hacer y donde localizar un Desfibrilador semiautomático de manera rápida. Quizás no se salve esa persona, pero sí que se habrá hecho lo posible y lo que se recomienda

En el ámbito sanitario, lo vives, por desgracia, más a menudo. El resto de la población, por suerte no se enfrenta a ello cada día, pero son muchas personas que lo han sufrido y vivido, con el dolor y la angustia de no saber qué hacer cuando realmente está al alcance de todos. Hay una frase que pronunció un filósofo español, Jorge Santayana, que podría resumir muchas cosas: “ Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Así es, necesitamos saber en qué fallamos para poder solventarlo.

Dentro de la atención ante una PCR súbita, hay un dibujito que resume la actuación de manera clara. Se llama la “Cadena de Supervivencia”, Son 4 círculos enlazados entre sí, donde se describe por orden la secuencia que se lleva a cabo ante una PCR.


Resultado de imagen de cadena rcp

Todos tenemos bien asimilados la llegada de la ambulancia, con personal entrenado, pero seguimos fallando en los primeros eslabones, que son: avisar rápido y empezar las maniobras de rcp y desfibrilar lo antes posible. Y esto sólo se consigue con la formación, y con la disponibilidad y uso de desfibriladores públicos.

Posiblemente si estás leyendo este texto, te vendrá algún suceso a la cabeza o tristeza por si has perdido a alguien por este motivo, pero desgraciadamente las personas tendemos a olvidar rápido y a concienciarnos poco: ahí radica el problema. Creo que la muerte es un proceso natural y debemos aceptarla como tal, pero cuando sucede de manera traumática o repentina es tan dolorosa... Creedme, ¡la no concienciación de la sociedad ante los problemas es su propia condena!

David López Márquez 
Enfermero de Atención primaria y Urgencias Extrahospitalarias

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