domingo, 29 de octubre de 2017

Ponle freno al ICTUS

Hoy 29 de Octubre es el día mundial del Ictus, por eso desde aquí, queremos colaborar en dar a conocer esta enfermedad, prevención, factores de riesgo y sobre todo conocer sus primeros síntomas para poder actuar de forma urgente, porque "tiempo es cerebro"

La identificación de los síntomas y la reacción adecuada son claves ante un ictus. Cada minuto que pasa hasta el tratamiento de un ictus se pierden 1,9 millones de neuronas y 14.000 millones de sinapsis, y por cada 15 minutos hasta recibir la atención adecuada, se resta un mes de vida libre de discapacidad, mientras que por cada minuto ganado, se añaden 1,8 días de vida saludable.


¿Que es el Ictus y a quien afecta fundamentalmente?

El Ictus se produce como consecuencia de interrupción repentina del riego sanguíneo en una parte del cerebro, lo que conduce a la destrucción de las neuronas afectadas.Esto puede ser consecuencia de la interrupción del flujo sanguíneo a una parte del cerebro (isquemia cerebral) o de la rotura de una arteria o vena cerebral (hemorragia cerebral), aproximadamente el 75 % de todos los Ictus son infartos cerebrales. Es la tercera causa de muerte después de las enfermedades del corazón y del cáncer, y muchos de los que sobreviven lo hacen con importantes secuelas. 
Aunque los ictus son más propios de personas mayores, entre un 25 y un 30% de los afectados tienen menos de 65 años y hasta un 15% se producen en gente con menos de 45 años
Llevar una dieta equilibrada y evitar hábitos nocivos para la salud puede prevenir su aparición. La hipertensión arterial, el tabaquismo, las enfermedades cardiacas, la diabetes, el aumento del colesterol, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, el consumo de drogas (anfetaminas, cocaína, etc), el sedentarismo y la obesidad son factores de riesgo que favorecen su desarrollo.
¿Como podemos reconocerlo?

Los síntomas del ictus dependen de la zona de cerebro afectada. Los más significativos son:
  • Debilidad, entumecimiento o parálisis de una parte del cuerpo.
  • Dificultades para hablar o comprender.
  • Pérdida súbita de visión, total o parcialmente.
  • Vértigos, problemas de equilibrio o descoordinación de movimientos.
  • Dolor de cabeza muy intenso y repentino, sin razón aparente.


Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), advierten de que no hay que quitar importancia a estos síntomas porque desaparezcan espontáneamente ya que podría tratarse de un ataque isquémico transitorio que, si se trata a tiempo, puede evitar el infarto cerebral.

ACTUAR RÁPIDO
El Ictus debe ser considerado una emergencia médica. Si tienes los síntomas mencionados, debes actuar rápidamente.
  • 1. Aunque es posible que los síntomas tengan otro origen (migraña, bajada de azúcar, problema de oído...) conviene llamar al 112 especificando los síntomas. De esta manera se activará el protocolo correspondiente ("código ictus"). Otra opción es ir directamente al hospital.
  • 2. Mientras llega la asistencia, es importante que alguien vigile las constantes vitales del enfermo y se asegure de que está cómodo. Es recomendable aflojarle la ropa y dejar espacio a su alrededor para que respire libremente.
  • 3. En algunas ocasiones se administrarán medicamentos para disolver un posible trombo. Es un tratamiento que debe ser instaurado en las primeras horas tras producirse el Ictus: de ahí la importancia de solicitar asistencia urgente. Aunque el tratamiento no fuese posible, la intervención precoz (controlando la oxigenación, temperatura y niveles de azúcar en sangre) ayuda a minimizar posibles secuelas.
  • 4. La rehabilitación posterior es de gran importancia para recuperarse y será más fácil cuanto menor sea la cantidad y la gravedad de las secuelas del Ictus.

Luis A. Calleja Cartón
Médico de Familia
Coordinador CS Son Servera

viernes, 13 de octubre de 2017

Mucho más que cuidados


Hoy, 14 de Octubre, es el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, esas dos palabras muy temidas y que nadie quiere escuchar cuando se refieren a uno mismo. Según la Organización Mundial de la Salud, “Los cuidados paliativos constituyen un planteamiento que mejora la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. Previenen y alivian el sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento correctos del dolor y otros problemas, sean estos de orden físico, psicosocial o espiritual.” De esta definición es muy importante destacar dos aspectos esenciales: mejorar la calidad de vida no solo del paciente, sino también de su familia; y aliviar el sufrimiento no solo físico, sino también psicosocial y espiritual.

Los Médicos de Familia tenemos una relación distinta con el paciente si la comparamos con otros especialistas, tenemos la suerte de poder seguir a nuestros pacientes a lo largo del tiempo, tenemos una relación más estrecha e íntima con ellos, de más confianza, somos aquellos a los que nos cuentan lo que no quieren contar a nadie y tenemos que estar a la altura de las circunstancias y de las expectativas que tienen sobre nosotros, especialmente en los momentos en los que más nos necesitan. Todo Médico de Familia tiene un papel muy importante en este proceso de la despedida y del final de la vida, tiene que ser un compañero tanto para el paciente como para su familia, no puede ser un simple espectador. Como una persona muy sabia me dijo al empezar mi camino por la medicina, “el proceso de la muerte es algo único, único para el paciente, único para su familia y único para su Médico de Familia, nunca se va a repetir y es en ese momento cuando tenemos que estar ahí y no desviar la mirada ni dar un paso al lado”. Eso es lo que tenemos que hacer, acompañar al paciente y a su familia, ser esa persona de confianza que se encargue de hablar con ellos y contestar a las preguntas de lo que quieran saber, mostrar nuestra empatía y procurar, en la medida de nuestras posibilidades, que este camino sea lo más confortable posible. Pero nuestra tarea no acaba con el paciente, sino que también debemos procurar una correcta atención al resto de la familia tras la pérdida sufrida para afrontar esta nueva situación.

Personalmente, el acompañar a estas personas durante todo este camino tan duro la considero una de las tareas más importante y difícil que todo Médico de Familia tiene que realizar, pero al mismo tiempo, una vez se termina todo, te llena de satisfacción y tranquilidad el saber que has estado ahí y el pensar que has podido ayudar.

Jose Alberto Chico Espín
Médico de Familia UBS Sa Coma - Cala Millor


miércoles, 4 de octubre de 2017

Cuando la Muerte Súbita llama a la puerta.


 La desolación forma parte de la condición humana. Esta mañana, a las 7:50, me acaban de comunicar que un buen amigo de la familia ha muerto de madrugada, muerte súbita. No es la primera ni la última muerte que voy a vivir, pero uno nunca se acostumbra a este dolor íntimo que te inunda de rabia y de tristeza. Mi nombre es David López, soy enfermero y me gustaría contaros algo.

Cuesta mucho canalizar los sentimientos que nos asaltan tras la noticia de un fallecimiento, pero es nuestro deber intentar ordenar los pensamientos y sacar conclusiones. Como todos sabemos fallece mucha gente a causa de muerte súbita, la mayoría de origen cardíaco. Desde hace 9 años soy enfermero asistencial y he asistido a muchas PCR (parada cardio- respiratoria), súbitas o no, con síntomas previos o sin ellos: lo que comúnmente diríamos de repente y sin avisar. Es bien sabido que el tratamiento más eficaz para que no acabe en desastre es realizar un masaje cardíaco, colocar un desfibrilador rápidamente y desfibrilar, lo que se denomina “Desfibrilación precoz”.

Llevo 7 años dando cursos de RCP, ya sea para gente de a pie, sin formación sanitaria o a personal sanitario, con el objetivo de que si ocurre, esta persona reciba asistencia antes de la llegada de los servicios de emergencia. El motivo es muy sencillo: cuando una persona sufre una parada cardio-respiratoria, inmediatamente se debe hacer algo, un masaje cardíaco y una desfibrilación rápida, antes de 3 minuto –sí, 3 minutos-, y alguno ahora dirá, como puede ser posible si la ambulancia o los servicios de urgencias de Atención Primaria tardan más de 5 minutos en llegar, y por supuesto no le falta razón al que piense eso. De ahí que los ayuntamientos, de cada municipio se vean moralmente obligados a convertirse en zonas cardioprotegidas, esto es, que existan desfibriladores públicos en zonas muy concurridas, y bien señalizados, para que sean usados por las personas presentes en ese momento, hasta que lleguen los equipos de emergencias. Si una persona que sufre una PCR súbita recibe una desfibrilización precoz antes de que pasen 3 minutos su tasa de supervivencia se incrementa al 60%. Así lo indican todos los estudios científicos fiables y también mi propia experiencia palpable a lo largo de los años. Comparando los datos desde el 2005, ha mejorado la dotación de desfibriladores, en centros de enseñanza pública, deportivos..., pero no es suficiente. Si de madrugada en un pueblo o ciudad alguien sufre una muerte súbita, los ciudadanos deben saber qué hacer y donde localizar un Desfibrilador semiautomático de manera rápida. Quizás no se salve esa persona, pero sí que se habrá hecho lo posible y lo que se recomienda

En el ámbito sanitario, lo vives, por desgracia, más a menudo. El resto de la población, por suerte no se enfrenta a ello cada día, pero son muchas personas que lo han sufrido y vivido, con el dolor y la angustia de no saber qué hacer cuando realmente está al alcance de todos. Hay una frase que pronunció un filósofo español, Jorge Santayana, que podría resumir muchas cosas: “ Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Así es, necesitamos saber en qué fallamos para poder solventarlo.

Dentro de la atención ante una PCR súbita, hay un dibujito que resume la actuación de manera clara. Se llama la “Cadena de Supervivencia”, Son 4 círculos enlazados entre sí, donde se describe por orden la secuencia que se lleva a cabo ante una PCR.


Resultado de imagen de cadena rcp

Todos tenemos bien asimilados la llegada de la ambulancia, con personal entrenado, pero seguimos fallando en los primeros eslabones, que son: avisar rápido y empezar las maniobras de rcp y desfibrilar lo antes posible. Y esto sólo se consigue con la formación, y con la disponibilidad y uso de desfibriladores públicos.

Posiblemente si estás leyendo este texto, te vendrá algún suceso a la cabeza o tristeza por si has perdido a alguien por este motivo, pero desgraciadamente las personas tendemos a olvidar rápido y a concienciarnos poco: ahí radica el problema. Creo que la muerte es un proceso natural y debemos aceptarla como tal, pero cuando sucede de manera traumática o repentina es tan dolorosa... Creedme, ¡la no concienciación de la sociedad ante los problemas es su propia condena!

David López Márquez 
Enfermero de Atención primaria y Urgencias Extrahospitalarias